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Educar desde el ser

«Sólo podemos sanar el tejido a través de las células, las personas. Y para eso tenemos que sembrar la semilla en la escuela. Pero ha de ser una nueva escuela que tenga en cuenta los tres aspectos: el conocimiento, la salud amorosa y la salud instintiva»

Claudio Naranjo

La mayoría de docentes educan sin saber lo que están sintiendo sus alumnos. Y lo realmente emocionante y transformador sería que se pusieran en su piel: darse cuenta de lo que necesitan realmente. Educar desde el ser es educar desde el corazón y desde el instinto y no únicamente desde el conocimiento.

 

Cómo es la educación hoy

La escuela tradicional prioriza la mente racional y divide el aula entre los que saben y no saben. Las metodologías se basan en la acumulación repetitiva de conceptos y en una mera transmisión de información. Se nos ha reprimido los aspectos emocionales e instintivos. Por ello, llegamos a adultos con gran dificultad para expresarnos desde el cuerpo y la amorosidad.

Qué aporta Educar desde el Ser

Con la incorporación de metodologías activas en los centros educativos nace  «Educar desde el ser». Es una iniciativa que impartimos en el Centro de Formación de Profesorado de Ibiza. El objetivo es formar a los docentes en el ser: Los temas fundamentales  son estrategias para una comunicación afectiva y eficaz, cómo funciona un grupo-aula,  escucha activa y empatía, resolución de conflictos, etc.

Desde lo experiencial, les llevamos  a reflexionar y cuestionarse diferentes aspectos: cómo somos como educadores, cuál es nuestra actitud en relación con los niños y adolescentes y cómo nos relacionamos con nuestros propios compañeros y las familias.

 

El foco pasa a ser la persona

Centrarse en la persona y no tanto en la aplicación de contenidos es fundamental para acompañar a los docentes en un proceso de autoconocimiento. Esto revierte directamente en la profesionalidad de la tarea docente, mejorando el bienestar y el clima de las aulas, favoreciendo el desarrollo socioemocional  de los niños y jóvenes.

Queremos aulas felices, niños contentos, motivados, curiosos y creativos. Para ello, necesitamos docentes felices, capaces de autorregular sus emociones, que estén presentes y sean responsables para poder acompañar desde todo su ser.

El docente se observa en el propio estar en el aula: con los alumnos, las relaciones con los compañeros y con las familias. Les ayudamos a explorar en el propio carácter y sobre los patrones de conducta que facilitan y dificultan la labor docente. Llevamos a la toma de conciencia para propiciar un cambio de mirada que proporcione bienestar y calidad humana a los centros educativos.

Y entonces, qué pasa

Cuando el docente aprende a gestionar sus propias emociones favorece que el alumno se sienta acompañado y apreciado por sus profesores. Se produce una mejora en los aprendizajes y en la asimilación de competencias para la vida.

Se necesita una pedagogía de la interioridad donde poder crear las condiciones necesarias para que podamos sacar todo el potencial humano de los niños y adolescente. Emoción y aprendizaje son inseparables.

Inmaculada Banacloche  y Enrique Villatoro

Drala Gestalt Ibiza

*encuentra el original en el número de Abril de Aarti Vida Sana